La humanidad vive con el coronavirus. No es el problema de unos cuantos ni es algo pasajero. Hace más de un año que está entre nosotros. Seguramente, querríamos matarlo. Sacárnoslo de encima y volver a ser como éramos, y a vivir como vivíamos.
Pero, hasta ahora eso es, simplemente, imposible.
LA GACETA a diario consulta a especialistas y funcionarios y hace un minucioso seguimiento del virus. Esta semana fue noticia lo que pasó con las vacunas. Rusia puso señales de alerta, y Pfizer llevó alivio cuando dijo que los estudios le daban casi un 90 % de eficacia a su vacuna. En Tucumán, la noticia que desveló a todos fue la de los recontagios. Es decir, ciudadanos que habían contraído la covid-19 y volvían a tener la enfermedad mucho antes de cualquier especulación temporal. El tema causó revuelo, pero también temor. Y, además, desazón. Nunca vamos a terminar de sacarnos de encima este virus. Los pesimistas de siempre empezaron a producir desinformaciones (fake-news) en todas las redes sociales y entraron por nuestros celulares cientos de mentiras. LA GACETA recurrió a un maestro en este tema. El resultado de la conversación con el doctor Alfredo Miroli fue el siguiente.
-Si ya tuve la infección y me contagié con el coronavirus, ¿puedo dejar de cuidarme y guardar en el ropero el barbijo?
-La respuesta inmune frente a un agente infeccioso es siempre policlonal. Esto significa que se activan múltiples y diferentes clonas de inmunidad específica. Cada una de ellas actúa contra un epitope antigénico, o sea, contra una parte pequeña y muy específica del virus. O sea, no reaccionamos contra todo el virus como si fuese un solo globo macizo, sino contra cada uno de sus componentes. Y así lo hacemos tanto con nuestros linfocitos B (que son los que luego secretan al plasma de la sangre los anticuerpos contra cada uno de los componentes), como con nuestros linfocitos tímicos (LT) en todas sus líneas operativas, LTh (colaboradores o helpers), LTc (citotóxicos) y LT regulatorios.
-Doctor, usted es maestro de la Medicina de la Facultad de Medicina de la UNT y también tiene, entre otras distinciones, la de miembro de Honor de la Asociación Argentina de Alergia e Inmunología. Junto con su respuesta científica, ayúdenos con su explicación en términos coloquiales.
-Si una persona infectada con todo el virus ha desarrollado anticuerpos, incluso a títulos elevados, contra todos los epitopes del virus, pero no contra aquellos que son las partes clave de las llaves que usa el virus para interactuar con los dos receptores celulares (el que es como la cerradura, ECA-2, y el que es activador, TMPRSS-2), pues tendrá en su suero anticuerpos positivos contra muchos componentes del virus, pero que no son neutralizantes por la sencilla razón de que no anularon su llave. El virus sigue por ello introduciendo su información genética a otras células y sigue multiplicándose en ellas. Claro que saber si el enfermo ha desarrollado anticuerpos neutralizantes y en qué grado requiere de estudios en laboratorios de altísima complejidad. En ellos es posible cuantificar los anticuerpos neutralizantes, capaces de evitar la infección de nuevas células. Y eso se hace en cultivos de líneas celulares adecuadas a este coronavirus, a las que se somete a inóculo superior a 150 copias de virus por mililitro, y se ve si el suero de la persona bloquea el ingreso del virus a esas células del cultivo. En síntesis, lo importante es que recordemos lo siguiente: pasó la infección, el test de anticuerpos dio positivo, pero igual tenemos que seguir cuidándonos, por las dudas.
-Y, en el supuesto caso de que haya vacunas, ¿ya no necesitaría vacunarme?
-La respuesta es casi obvia: sí hay que vacunarse, porque con las vacunas sí tendremos certeza de haber logrado anticuerpos contra la llave del virus.
-¿Por qué?
-Porque las vacunas, todas ellas, elaboradas por diversos abordajes (m-RNA, quimeras, VLP’s, proteicas con adyuvantes, genes asociados a adenovirus, genes asociados a sectores vectores de adenovirus 5 o 26, etcétera), todas llevan sólo los epitopes de las llaves del virus. Todas ellas buscan lograr gatillar respuestas solo de esas clonas específicos contra la llave, y así tener anticuerpos realmente neutralizantes. Esto se hace desde hace muchos años con muchas vacunas. Por dar un ejemplo, cuando inmunizamos contra el virus de la hepatitis B (HBV), se vacuna solo con “la llave” de ese virus, que es su antígeno de superficie (HBsAg). Y la persona vacunada genera así anticuerpos solo contra la llave y listo.
La respuesta es casi obvia: sí hay que vacunarse, porque con las vacunas tendremos certeza de haber logrado anticuerpos contra la llave del virus.
-¿Por qué hay personas que se pueden reinfectar luego de que el test de anticuerpos dio positivo? ¿No dura nada la protección?
-Por todo lo recién explicado y por otra razón. En realidad, varias de ellas no son reinfecciones, sino que son reactivaciones de una infección que quedó larvada luego del cuadro inicial. Vamos a su desarrollo: los linfocitos intraepiteliales, o sea, las células de inmunidad específica que están en los epitelios, como el de la faringe, son LT citotóxicos con su receptor celular (TCR) gamma/delta. Pueden matar células que tengan el virus y lo muestren ahí donde se multiplica, como ocurre con las células epiteliales de rino-oro faringe. Pero para que estén ahí, algo debió ocurrir antes. Y eso fue lo siguiente: la persona se infecta por primera vez, y los virus se multiplican en el epitelio. Algunos virus son captados por macrófagos (células comedoras) que los llevan desde el epitelio a los ganglios linfáticos de la zona, donde varios macrófagos pasan ahora a actuar como APC (células presentadoras de antígenos), o sea, ya no son solo comedoras, sino que raen el virus al ganglio, lo fragmentan y le presentan los componentes separados del virus a los linfocitos que están en los ganglios. Y es allí, en los ganglios, donde se inicia la respuesta específica que llevará a que se activen clonas de LB para producir los anticuerpos que serán secretados a la sangre, y a que se activen clonas de LT que luego, ya activadas contra el virus, viajarán por sangre para volver a los epitelios, donde terminarán siendo LT citotóxicos contra células infectadas por coronavirus. Ahora bien, varios virus enteros, no procesados, pueden quedar en el ganglio. No dentro de linfocitos, pero sí dentro de las células epiteliales del ganglio. Y de allí puede sobrevenir luego un rebrote endógeno. No un nuevo contagio. Un rebrote endógeno. Esto lo hacen muchísimos virus diferentes. Nada nuevo.
-Doctor Miroli, no es tan fácil: usted plantea que no siempre se da un recontagio. Por lo tanto, podría estar menos alerta. ¿El problema es que dentro de mi cuerpo, en los ganglios, pueden quedar células enfermas con covid-19, capaces de reactivar el virus y por lo tanto hacer que me vuelva a enfermar?
-Así es. Pueden quedar células infectadas (no enfermas) y puede ocurrir un rebrote si la persona no fabricó anticuerpos neutralizantes en buen título. Pero también puede ocurrir una tercera opción. La denominamos sobreinfección: o sea, el paciente tuvo una especie de coronavirus y luego se infecta con otro de otra especie, por ejemplo, con un alfa coronaviridae y no con un beta, como es el actual; o con una cepa diferente, mutada, del mismo que había tenido.
-¿Entonces…?
-Entonces, sólo algunos de los que llamamos recontagios en verdad son reales reinfecciones. Varios son rebrotes y algunos pueden ser sobreinfecciones. Pero, nuevamente, saber cuál de las tres situaciones fue es posible con un solo método: la secuenciación genética del virus aislado en el primer momento y luego la del virus del nuevo episodio. Esto permite identificar identidades o disparidades de cepas o especies, pero es algo propio de laboratorios de muy alta complejidad. En cambio, si nos vacunamos con las llaves del virus y aparecen anticuerpos en el plasma, estos serán obviamente, certeramente, contra la llave. Por ello serán neutralizantes. Y mientras dure la respuesta en nuestro cuerpo, no correremos riesgos ni de reinfecciones ni de reactivaciones.
El paciente puede haber tenido una especie de coronavirus y luego infectarse con otro de otra especie o con una cepa mutada del primero.
Sin dudas Miroli podría seguir respondiendo preguntas y mezclando el lenguaje profesional con el coloquial. Durante la semana que pasó la aparición de reinfectados nos puso en la obligación de llamarlo para entender mejor lo que estaba pasando y, felizmente, nos lo explicó.